lunes, 26 de julio de 2010

A mí hijo.




Hace rato, unos minutos apenas, pude decirle a mi hijo lo maravilloso que es tenerlo como hijo. Que es como esos pequeños remolcadores que siendo pequeños de tamaño tienen una fuerza impresionante que sacan avante a los buques. Le dije lo mucho que es importante en mi vida, pero sobretodo que como ser humano es una gran persona, y que es de las pocas cosas que le daré las gracias a Dios.
Confesé que tengo miedo, miedo que me muera y no tenga el tiempo suficiente para verle realizado y hecho todo un hombre. Pero que su compañía y su gran persona es la que me ha hecho sacar fuerzas para salir adelante siempre.
Que se le puede decir a un hijo que ya no es un bebito y que se está convirtiendo en un gran hombrecito? Solamente Gracias y un TE AMO RAFAEL.
No me importa que alguién que significó en mi vida mucho haya dicho que soy una mierda como madre. Las palabras de mi hijo borran esos malos sabores de boca. Le hablé de la importancia de buscar una pareja, de no llegar a los 40 soltero, de buscar una mujer, que la mujer perfecta sin fallas no existe, pero que tampoco se busque una que lejos de hacerle ver la vida bella insista en hacerlo sentir menos. Vamos en pocas palabras le dije que no fuera tontita como su madre. Que sea féliz sin importar si la pareja que él escoja no sea del agrado de sus mayores. Al final de cuentas su vida la vivirá él, y no los demás. Pero si le recalqué mucho el no llegar a grande y solo. Le remarqué la importancia de hacer una vida en familia. Por que no somos eternos y la vida es bella cuando se vive siguiendo el corazón.
Son las palabras de una madre soñadora que muchas veces la ha hecho de padre, pero que nunca ha dejado de ser su madre. No importa cuantas personas pendejas quieran decirle que no valgo la pena, o que no le amo. Ellos no saben lo que mi hijo y yo hemos vivido realmente.
Son más las que callo y sabe que es por no andar doblandome a cada rato.
No es fácil, pero ahí voy, tratando de dejarle las mejores miradas de la vida a mi hijo. No importa cuan dura sea la tempestad.
Gracias Dios.

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